miércoles, 21 de enero de 2009

'Robin y Marian', la más bella historia de amor de Richard Lester, regalo de primavera para los murcianos




































































































































































Me lo comentaba ayer durante el desayuno mi compinche Ventimiglia y mis gozosas orejas no daban crédito a lo que estaban oyendo en esos gloriosos instantes. Tras restregarme los ojos y comprobar que no estaba soñando, lo comprobé en las páginas de la prensa local, que daba buena cuenta del notición: Del 31 de mayo al 6 de junio, la ciudad de Murcia acogerá la celebración de sulI Festival de Cine y Patrimonio, evento en el que no sólo se proyectarán un buen ramillete de excelentes películas, sino que contará con una exposición que promete ser una de las principales joyas culturales del año, a poco que las cosas se hagan medianamente bien.

Durante unas jornadas que prometen ser gloriosas para los amantes del Séptimo Arte, la Sala de Exposiciones de San Esteban acogerá una muestra con algunos de los trabajos más memorables de la veterana figurinista británica Yvonne Blake, una de las grandes estrellas en lo suyo, y tan vinculada al cine de nuestro país, al que se siente tan unida. De la genial diseñadora de tantos y tantos trajes fascinantes de no pocas superproducciones que todos tenemos en el recuerdo se expondrán diseños y objetos relacionados con ese peliculón que es 'Nicolás y Alejandra' http://es.youtube.com/watch?v=hvaCWHUDeAI, por el que la Blake ganó muy merecidamente el oscar al Mejor Vestuario en 1971 (según se anunció, también se expondrá la dorada estatuilla). También se exhibirán bocetos y dibujos relacionados con otros títulos imprescindibles en los que demostró su inagotable creatividad y talento, como la inquietante 'Fahrenheit 451' o la divertida saga de 'Los tres mosqueteros'.

Pero, para obra de arte memorable en la que la divina figurinista fue pieza clave, y cuyos diseños se expondrán en la desacralizada iglesia murciana, la inolvidable 'Robin y Marian' del inigualable Richard Lester; esa romantiquísima historia de amor crepuscular entre dos devotos amantes separados antaño por las Cruzadas, el tiempo y las circunstancias, y reunidos veinte años después por su lucha contra la injusticia autoritaria.

Una maravilla rodada en la localidad navarra de Artajona que ha pasado ya a ser una leyenda cinematográfica gracias al temazo de amor de John Barry http://es.youtube.com/watch?v=uBdreBmzG_s , a la altura de otras de sus grandes alhajas musicales como 'Memorias de África', 'Nacida libre', 'Zulú', 'Bailando con lobos'... Y a ese drámático final en el que la antaño Lady Marian, ahora abadesa de un convento, estremece a su adorado y moribundo Robin Hood confesándole, antes de expirar, en una de las declaraciones amorosas más impactantes que alguien pueda leer o escuchar, que ella le ama "más que a Dios"... http://es.youtube.com/watch?v=boQJx1QqAIQ (aquí en original, doblemente precioso... http://es.youtube.com/watch?v=ZVMCqQMN164 )... por no hablar del gorioso remate, cuando Robin pide a su fiel Little John (fabuloso Nicol Williamson) que los entierre juntos allá donde caiga su última flecha... http://es.youtube.com/watch?v=uZv_Mx2oawU
Este post está dedicado a los tres espléndidos protagonistas del filme, mis queridos y admirados Sean, Nicol y Audrey, y al fantástico director, Richard Lester, que hicieron posible esta magnífica obra de arte; también a cuantos han propiciado que se vaya a celebrar esta exposición y a la mismísima Yvonne Blake, pero, sobre todo, a la persona tan especial y maravillosa junto a la que espero visitar la muestra y ver muchas veces la película.... a mi particular y fascinante dama de los bosques de Sherwood que tan feliz me hace entre flechazo y flechazo...

lunes, 19 de enero de 2009

Mis diez 'Yo nunca...' en honor al gran Goliadkin


































































































El siempre brillante (y añorado, especialmente en tiempos de ausencia provocados por la irresistible inercia del corazón) Goliadkin propone en su finalmente consumada vuelta a los blogs un juego de enredos my divertidos, eligiendo, en la línea de los 'memes' y cadenas, diez cosas que nunca haría, y nos invita a cada uno a seguir su ejemplo...


Ahí van diez cosas que yo NUNCA HARÍA:




1 -Dejar escapar, a diferencia de la doctrina aplicada por nuestros vecinos franceses en estos casos, a los piratas secuestradores del atunero vasco ‘Playa de Bakio’ bien cargaditos con su rescate de un millón de dólares procedentes de las arcas españolas (o sea, que una parte la pagamos usted y yo y el otro), y menos estando a tiro de cañón de la fragata ‘Méndez Nuñez’.

2-Comprender por qué un conductor sin carnet que atropella y mata a otra persona, se da a la fuga e intenta cargarle el mochuelo a su hermano menor de edad para engañar a la Justicia, está libre en la calle en apenas dos años.

3-Denegar el envío de la energía eléctrica y el combustible que produce la Región de Murcia (el 15% del total nacional) a aquellas Comunidades Autónomas que se oponen a que murcianos, almerienses y alicantinos reciban trasvasadas las aguas excedentarias de ríos que, según la Constitución de 1978, pertenecen a todos los españoles.

4-Entender cómo es posible que muchos españoles que califican de “asesino” al Estado de Israel respalden ese genocidio masivo de fetos humanos que supondría la despenalización total del aborto.

5-Cansarme de leer el ‘Príncipe Valiente’ de Hal Foster y de defender que es el mejor cómic de todos los tiempos con una abismal diferencia sobre el resto.

6-Dejar de conmemorar cada día la heroica gesta protagonizada el 11 de agosto del año 480 a. C. en las Termópilas por el rey Leónidas al frente de 300 de sus espartanos y de 700 hoplitas tespios frente a las tropas del persa Jerjes, cuyo sacrificio permitió la supervivencia hasta nuestros días de la cultura grecolatina, base de la civilización occidental; que no es ni mejor ni peor que las demás, pero sí el origen de conceptos tan esenciales para la convivencia en libertad como son los 'derechos humanos', el 'laicismo' o la 'democracia'.

7-Permitir que un juez que por negligencia dejase libre a un violador o a un asesino de mujeres o niños pudiera seguir ejerciendo su profesión.

8-Discutir que el músico más importante de todos los tiempos es Johann Sebastian Bach.

9 -Justificar, como hizo off the record y ante un grupo de periodistas un conocido actor español (y que no es Javier Bardem, no me seáis injustos ni malpensados), el ataque de los terroristas de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas el mismísimo día 11 de septiembre de 2001… “porque los Estados Unidos ya se merecían algo así”…. Sin comentarios….

10-Llamar caviar a cualquier cosa que no sean auténticas huevas de esturión... que de sucedáneos está ya el mundo lleno...
Lo dicho...un abrazo para el gran Goliadkin... y que su blog vuelva a ser tan prolífico como una coneja en celo...

domingo, 18 de enero de 2009

GMC 9: Quien canta y canta... sus males espanta, como en 'Río Bravo' ('My Rifle, My Pony and Me')















Pocas situaciones puede uno imaginar más angustiosa que la sufrida por el sheriff Jonh T. Chance (John Wayne), atrincherado en su pequeña comisaría de Río Bravo en pos de una desesperada heroicidad. El pequeño reducto está rodeado por una legión de pistoleros a las órdenes de Nathan Burdette, el despiadado amo de la comarca, que impone su ley en la zona a base de tiros y amenazas. En los calabozos del pequeño edificio está detenido por asesinato Joe, el bravucón y pedenciero hermano del cacique local, mientras se espera la llegada de las autoridades federales que le lleven a un juicio que sólo puede castigar con la horca su cobarde crimen. El ultimátum que ha recibido Chance está claro...si quiere salir con vida de ésta, sólo tiene que liberar a su indeseable cautivo. Si se niega, será achicharrado a tiros, y junto a él, quienes osen ayudarle.
Pero el valiente y testarudo comisario se niega a ceder y allí permanece sitiado, sin más ayuda que la que le pueden ofrecer Stumpy (magistral Walter Brennan), un viejo tullido un poco duro de mollera; su ex ayudante 'Dude' (un fabuloso Dean Martin que alcanzó aquí la cima de su carrera) , gran tirador y mejor persona destruido por el alcohol a causa de una mujer y a quien Chance brinda una ocasión para redimirse; Colorado Ryan (estupendo Ricky Nelson en su doble faceta de cantante-actor), joven pistolero al servicio del honesto hombre de negocios asesinado por Joe Burdette y poco amigo de los duelos desiguales; y 'Feathers' (una monísima y pícara Angie Dickinson en uno de sus primeros papeles rumbo al estrellato), la corista cuyo desparpajo y coraje es sólo comparable al amor que siente por el valiente 'John T.', como ella cariñosamente llama a su representante de la ley favorito.
Es durante ese asfixiante asedio, cuando los hombres de Burdette deciden atemorizar a los sitiados en la abarrotada oficina haciéndoles oír insistentemente 'Degüello' http://www.youtube.com/watch?v=FtE4XJ59JTU , la tétrica melodía con la que los mexicanos del general Santa Anna anunciaron a los defensores de El Álamo que no habría cuartel una vez que tomaran la hoy legendaria misión tejana convertida entonces en improvisada fortaleza, como así sucedió. Ante tan burdo intento de intimidación musical, 'Dude' y Colorado se sacan los miedos y agobios de encima intepretando una de las más bonitas composiciones que diera nunca el Séptimo Arte, el fantástico 'My Rifle, My Pony and Me' http://www.youtube.com/watch?v=7IpEnsdXwFM del genial músico ucraniano Dimitri Tiomkin, adaptación de su famosa 'Settle Down' http://www.youtube.com/watch?v=Ws6h2gnca4g , gloriosa banda sonora compuesta para 'Río Rojo' (donde también coincidieron Wayne, su inseparable amigo Brennan y el director de ambas películas, Howard Hawks) diez años antes. Como es lógico, el 'Degüello' compuesto por el gran Tiomkin para 'Río Bravo' fue el que empleó John Wayne cuando dirigió dos años después 'El Álamo'...
Una de mis canciones favoritas de siempre por su nostágico romanticismo y su evocadora letra, propia de aquellos vaqueros que guiaban los rebaños de reses desde Tejas a Abilene, es este 'My Rifle, My Pony and Me', que suelo canturrear a menudo, sobre todo en momentos en los que pueda estar un poco bajo de ánimo, triste o chuchurrío... son apenas dos mágicos minutos que terminan provocando en mí ese mismo efecto benéfico que causa a los protagonistas de la historia, alejando penas y generando más endorfinas y buenas vibraciones que treinta películas de Bob Hope juntas...
Y no sólo eso, sino que 'Río Bravo' contiene otras dos joyas musicales, el temazo, también de Tiomkin, que se corresponde con el título del filme http://www.youtube.com/watch?v=Y9i4RsR5_sY , una de las más memorables baladas del gran Dean, y, cómo no, el mítico 'Cindy, Cindy' http://www.youtube.com/watch?v=aPYCJlFfhW8 que se marcan esa megestrella del pop-rock que era por aquellos tiempos el guaperas de Nelson con un entrañable Walter Brennan a la armónica el simpaticote de Dean Martin a los coros, todo ello antes de darles para el pelo a los gañanes de los hermanos Burdette y su malérrima (qué gran palabra ésta, original regalo para mi argot gentileza de una inteligente joven de admirable belleza) caterva de matachines, contra todo pronóstico... Y es que, si 'Río Bravo' http://www.youtube.com/watch?v=phx8CrLeOEc , otra maravilla más del irrepetible Howard Hawks, se encuentra, por derecho propio, entre las obras maestras de la historia del cine, a nadie que haya disfrutado de este peliculón le sorprenderá que un buen trocito de esa gloria se la deba a tan sugerente y redonda banda sonora....
"...Purple light in the canyon
that is where I long to be
With my three good companions
just my rifle, pony, and me..."

miércoles, 14 de enero de 2009

El British, la más perdurable joya del 'Annus Mirabilis', cumple hoy 250 años



















En España, sin duda se considera a 1492 el año más importante de nuestra historia como nación; no en balde fue el de la toma de Granada, de la reunificación territorial de los reinos hispánicos y del descubrimiento de América, hechos de gran trascendencia dentro de nuestra génesis como Estado moderno. En Inglaterra, lógicamente, la fecha varía, y así, desde 1066, año de la invasión normanda que sentaría en el trono de la pérfida Albión a Guillermo el Conquistador para espanto de la población anglosajona y britanorromana que habitaba entonces en el reino, no existe un año más decisivo e importante que 1759, el conocido popularmente como 'Annus Mirabilis' (el año de los milagros).
Este es un dogma cierto, por otra parte, que, a día de hoy, continúan aprendiendo los niños ingleses en sus escuelas y colegios (mientras en los nuestros la trascendencia de lo acontecido en 1492 se difumina y empequeñece, por mor del nacionalismo imperante y la contrastada inutilidad conscientemente interesada de ciertos políticos detestables) donde se glorifica como se merece la increíbe sucesión de acontecimientos históricos que propició que, a partir de tan emblemática fecha, Gran Bretaña fuera durante casi dos siglos "el amo del mundo", en atinada expresión del historiador Frank McLynn.
Pocos ingleses dudan hoy de que, aunque haya otras citas decisivas en su pasado, ninguna es comparable a lo sucedido hace ahora 250 años. Ni el fracaso de la Grande y Felicísima Armada ante los blancos acantilados de Dover en 1588, ni la trascendental victoria de Marlborough (el popular Mambrú) en Blenheim frente a las tropas de Luis XIV en 1704 durante la Guerra de Sucesión Española, ni el resonante triunfo logrado por Nelson en 1805 ante la flota franco-española en Trafalgar o la debacle final de Napoleón a manos de Wellington en Waterloo diez años después. Ni siquiera la heroica actuación de los pilotos de caza británicos (y los procedentes de sus países aliados) durante el verano de 1940 en lo que se conoce popularmente como la Batalla de Inglaterra.
1759. Ese es el año por antonomasia, y todos los británicos, aun apenas levemente alfabetizados y leídos, lo tienen meridianamente claro. Fueron 365 días repletos de resonantes triunfos, de inesperadas victorias, de insólitos logros en lo militar y lo político, en lo cultural y lo social, cuyos efectos aún hoy perduran. Por aquel entonces, las principales potencias europeas, salvo una dubitativa España, estaban enzarzadas desde 1754 en lo que se considera el primer conflicto mundial de la historia, la Guerra de los Siete Años (que, a pesar de su nombre, se prolongó por espacio de dos años más...), al que se sumaría nuestro país, con muy poca vista y nefastas consecuencias para nuestro imperio colonial, en 1761.
1758 había sido un año de luces y sombras para Gran Bretaña y sus aliados germanos, entre los que destacaba con luz propia la Prusia de Federico el Grande, posiblemente el mayor genio militar (o, al menos, el más afortunado) de todos los tiempos. A partir de enero de 1759, la suerte de las armas inglesas cambió irreversiblemente y los triunfos no cesaron de producirse en cascada. Entre esos éxitos definitivos para la suerte de la guerra, cabe citar el hundimiento de las dos flotas, en Lagos y Quiberon Bay, con las que Francia amenazaba con invadir Inglaterra; la captura de Quebec, capital de Nueva Francia; la toma por los ingleses en el Caribe de la isla francesa de Guadalupe, entonces el lugar donde se generaba más riqueza por metro cuadrado en todo el planeta gracias a una colosal producción de azúcar (el petróleo de la época) que alcanzaba las 425.000 libras esterlinas anuales; o la ampliación del dominio británico sobre las posesiones francesas en la India.
Sin embargo, otro hecho, acontecido tal día como hoy hace justo 250 años, pasó mucho más desapercibido, pero cuyas consecuencias seguimos difrutando hoy, gracias sean dadas al Altísimo, y de qué manera. El 15 de enero de 1759 abrió sus puertas al público el Museo Británico, ese universalmente conocido British Museum que, desde que tuve la suerte de visitarlo con apenas 12 años, constituye, sin lugar a dudas, mi lugar favorito en el mundo, mi cámara de las maravillas, lo más próximo que puede haber en la tierra al Paraíso.
Creado entonces como el espacio en el que albergar importantísimas colecciones literarias, artísticas y arqueológicas donadas a la Corona por particulares, y como depositario de cuantas maravillas se obtenían para la metrópoli en las cada vez más venturosas aventuras coloniales, el British ha pasado de los 5.000 privilegiados visitantes de su primer año de actividad, a los varios millones que actualmente recorren sus pasillos, descubriendo y difrutando, a un tiempo, de las irrepetibles maravillas legadas a la posteridad por las grandes culturas del pasado. No me explayaré en lo relativo a este centro inigualable que resume de manera tan cautivadora algunos de los períodos más fascinantes de la historia de la Humanidad. Para eso está la página web oficial del museo y otras cientos más dedicadas al tema, cuya consulta merece muy mucho la pena.
Sí quiero hacer constar otro de los hechos acaecido en 1759 y que para el inimitable Frank McLynn también justifica la adopción del calificativo de 'Mirabilis' para tan fructífero 'Annus': la inauguración en el mes de diciembre, en la calle St James de la muy irlandesa Dublín, de la primera fábrica de cerveza propiedad de un tal Arthur Guinness. Un cuarto de milenio después, tanto el British como los sucesores de tan iluminado empresario continúan oficiando, a su manera, prodigiosos milagros....
Este post está dedicado, como no podía ser menos, a esa fiel seguidora y amiga que es Wunderkammer... quien, a buen seguro, habrá experimentado las más intensas sensaciones en esa perenne joya de incalculabe valor que es el British...

domingo, 4 de enero de 2009

La gran noche de Carlos Vives en Ottawa









































































Todo sucedió una noche de julio de 1999 imposible de olvidar. Me encontraba en Ottawa, la preciosa capital de Canadá, investigando en sus bien nutridos Archivos y Biblioteca Nacionales la parte más esencial de mi tesis doctoral: 'Los indios de la Nueva Francia en la Guerra de los Siete Años (1754-1760)' http://www.ucm.es/info/america2/publica.htm (Los dibujos aquí publicados son parte de sus ilustraciones, y se deben, en buena parte a la información recopilada aquellos días).
Entonces, mi rutina investigadora era bien sencilla. De lunes a viernes, acudía allí de 9 de la mañana, hora al a que abrían los Archivos, a 9 de la noche, hora en que se cerraba el edificio. En esos momentos, sólo quedábamos en un inmenso y moderno inmueble de varias plantas dos guardias de seguridad, dos o tres limpiadoras y un servidor (el resto del personal se iba a las cinco de la tarde). Sábados y domingos eran días destinados al gran público, que acudía en masa a consultar sus orígenes familiares. Jornadas que yo aprovechaba para conocer las muchas glorias culturales (nada como la final canadiense del concurso de modelos 'Look of the Year' de la agencia Élite) y museísticas de Ottawa (los Museos de Arte Contemporáneo y el de las Civilizaciones están entre los mejores del mundo)...o asistir al estreno, con semanas de antelación con respecto a España, de 'La amenaza fantasma'....
En los turbulentos tiempos que corren, sería impensable, por motivos de seguridad, tan poca gente en un edificio tan representativo y emblemático en días laborales a partir de hora tan temprana (aunque las 9 de la noche canadienses equivalen a nuestra medianoche, si no más tarde) .... menos mal que no era yo de mucho pensar en películas del tipo 'Scream', 'VIERNES 13', o 'Sé lo que hicistéis...' ...porque cuando allí se oían un crujido o pisadas sobre los pasillos enmoquetados o de suelos de hule, ...uno era consciente de que era el único ser viviente (o al mnos, pensante) no sólo en esa planta, sino en prácticamente todo el edificio, y rezaba porque el origen de esos inquietantes sonidos fuera una de las limpiadoras o el guardia de turno... hoy tal vez pensaría en ver aparecer un zombie de los de George A. Romero, un terrorista fugado del Nakatomi Center o un enchaquetado Patrick Bateman sierra mecánica en mano...
Lo cierto es que, cuando abandonaba cada noche los archivos, la gran mayoría de restaurantes que jalonaban mi camino hasta la residencia universitaria estaban ya cerrados, teniendo que recurrir a establecimientos del más distinto pelaje, entre los que no faltaban los supermercados, donde compraban víveres que transformaba al llegar a mi habitación en deliciosos sandwiches de distintas variedades (keta, chum, chinook...) de salmón canadiense hervido en su jugo mientras oía las últimas novedades de música country (allí descubrí a la genial Lila McCann http://www.youtube.com/watch?v=LW-uRo7-kHU) ,
precoz soprano de los escenarios http://es.youtube.com/watch?v=IVnI4P9QpLo y sensacional baladista http://es.youtube.com/watch?v=ZVB5iuRbCjA que llegó a salir con apenas 19 añicos haciendo de sí misma en un episodio de la peculiar e inimitable serie 'Walker Texas Ranger'!!! http://es.youtube.com/watch?v=Q4Xcw8ZlRBY) o los últimos exitazos de mi querida Amanda Marshall como el 'Love Lift Me' http://es.youtube.com/watch?v=WuTFTx_jI_Q , 'Dark Horse' http://es.youtube.com/watch?v=5kFwS-LG5SY o el 'I believe in You' http://es.youtube.com/watch?v=3BfsQqvEeTw que tanto emplean de música de fondo en 'Corazón de'...Igartiburu...

Fue una de esas noches frías de julio tan típicas de la coqueta capital canadiense , al salir de investigar, cuando me encontré en una de las plazas principales de la ciudad que siempre tenía que cruzar para volver a mis aposentos con una manifestación pacifista convocada por la (numerosa) comunidad iberoamericana (allí sus integrantes se autodenominan 'latinos' y tienen varias radios y periódicos muy populares) que habita en tan cosmopolita urbe, auténtico crisol de razas y culturas... El objeto de la concentración era reclamar una solución pacífica al conflicto que aún hoy desangra a Colombia...desde entonces han pasado casi 10 años y los progresos se pueden contar con los dedos de la mano, aunque las narco-terroristas FARC parecen más débiles que nunca y muchos paramilitares de derecha han abandonado las armas. El caso es que allí estábamos reunidos un buen puñado de gente (no pocos, canadienses de pura cepa) en torno a tan loable causa, sujetando las velitas que amablemente nos repartían los voluntarios de la organización como símbolo de paz...que eso parecía el anuncio navideño de Coca-Cola de los años setenta... http://www.youtube.com/watch?v=_zCsFvVg0UY Pese al buen rollo imperante, el tiempo desapacible (no mola nada ir en pleno mes de julio con Barbour y jersey puestos) y las inevitables diferencias idiomáticas (casi todos los discursos eran en español o spanglish, y un montón de gente no se enteraba de nada) amenazaban con deslucir la pacífica concentración e incluso poner fin a la misma prematuramente....

En eso que ....¡ay, la música, siempre al rescate!...a un joven colombiano con pelo largo, bigote y perilla (más bien parecía un compañero de Tercio del capitán Alatriste) se le ocurrió coger una guitarra... otro que tenía al lado sacó de no sé dónde un par de maracas, aquel una flauta, el de más allá un instrumento de percusión...y ya teníamos el lío montado... Entonces, sucedió algo mágico, inolvidable para alguien tan propenso como yo a la lagrimona fácil y las situaciones cargadas de emotividad....

Hasta esa noche mágica, y debido a mi prolongada estancia estudiantil en Madrid, la música de Carlos Vives me parecía un megacoñazo.... Matraca insistente, sintonía pertinaz de las noches de marcha, himno imprescindible del jolgorio capitalino, 'LA GOTA FRÍA' http://www.youtube.com/watch?v=0bSZep8CZus y su inseparable "...Moralito, Moralito...", y ese indio chumeca "...qué cultura va a tener, si nació en los cardonales...",..harto me tenían cada vez que pisaba un tugurio, un palacete, un tablao, una marisquería, una discoteque, una boite, un antro, un bar de copas, un confesionario, un retrete público, un burguerquín o una pista de baile.... el soniquete del orondo colombiano, vallenato creo que lo llaman (a la música, no a él aunque lo parezca escrito con b), retumbaba inmisericorde en mis siempre exhaustas orejas ante tanto empacho auditivo propiciado por el rizoso 'ciclón de Santa Marta'....

Hasta esa noche mágica en el frío verano canadiense...

Entonces, como llevado por la euforia de los presentes, se produjo en mi interior una auténtica catarsis, una revolución, un cataclismo digno de películas de los años 70, una revelación cuasi-sanpablesca por el camino de Damasco, en definitiva, una fisión de mis más inquebrantables principios comparable a lo que supuso la escisión de Pangea en los continentes que hoy conocemos...

Y allí estaba yo....irreconocible, bailando y cantando la hasta entonces para mí insufrible copla del popular colombiano... como uno más, a voz en grito y candela en mano, pidiendo estentóreamente por la paz de ese querido país hermano de Iberoamérica, por el fin de la impunidad de los criminales, por una conclusión honesta y decente a tanto dolor injusto.... y con Moralito y su fruta madre por delante y por detrás, entre saltos, sin importar si abrazabas a un rubicundo descendiente de escoceses o al más moreno de los hindúes que tenías a tiro... Desde esa memorable velada, cada vez que escucho el resoplío éste de Carlos Vives, lo hago mío y lo canto con un fervor digno de la presidenta de su club de fans....Seguramente mis limitadas meninges asocian indefectiblemente el canturreo del fondón trovador a la consecución de la definitiva paz en Colombia, tanto que ya hasta me gusta. No me sorprende que, cuando recientemente liberaron a Ingrid Betancourt de las garras de sus narco-secuestradores, la alegre tonadilla me viniera a la mente casi ipso facto... ¡Qué bonita Ottawa de noche y de día, y qué grande ese Carlos Vives!

P.D.: Para escuchar un resumen de la tesis, se puede acudir a esta dirección http://www.cibernetia.com/tesis_es/HISTORIA/HISTORIA_POR_EPOCAS/HISTORIA_MODERNA/1

jueves, 1 de enero de 2009

De aquellas historias que me contaba el abuelo sobre algo llamado Navidad















































































































Recuerdo con fascinación y no poca nostalgia aquellas historias que, al calor de un brasero, nos contaba el abuelo Toyoishi en lo más crudo del invierno, cuando el alegre canto de las grullas blancas hace ya tiempo que es sólo un pellizco en la memoria. Eran días felices en que los niños jugábamos con la nieve, y conocíamos las curiosas costumbres de los gaijin, aquellos extranjeros de tez clara y pelo rubio o pelirrojo con los que el padre de mi madre había combatido en los cielos de Singapur, las Indias Orientales Holandesas, Nueva Guinea, Birmania, la India y China. Como buen piloto de caza, el abuelo era una persona discreta y respetuosa con el adversario, a la par que noble y digno ensalzador de las glorias de sus alados enemigos. Así conocimos mis hermanos y yo, en aquellas veladas en torno a las crepitantes brasas de carbón vegetal, prodigios como los que cada 25 de diciembre del calendario gaijin protagonizaba el orondo Santa Claus, cuyas aventuras tanto nos delitaba conocer, siempre a bordo de su trineo tirado por renos y a punto de quedarse encajado en las estrechas chimeneas por las que se deslizaba cargado de regalos para los niños... La costumbre de cenar pavo, carpa, cordero, cerdo o salmón, según los países de procedencia de los pilotos con los que combatía... y la más curiosa de todas, descubierta gracias a un filipino de origen español que sirvió como criado en el victorioso Kokutai de mi abuelo en Birmania, mientras éste pilotaba diversos ejemplares de su querido caza Ki-44, y que le contó cómo en su país natal, allá en Europa, la gente acompaña las campanadas del reloj comiendo uvas en el tránsito a cada Año Nuevo... Katsuo Hamada, el impulsivo punto de mi abuelo, el piloto llamado a guardarle las espaldas en los combates aéreos, y que consiguió derribar 15 aviones a lo largo de la contienda, intentó hacer lo mismo con 12 caquis maduros en la Nochevieja de 1943, y estuvo una docena de días, tantos como frutos se zampó, sin poder volar por la indigestión que atrancó sus intestinos. No fue eso ni su atribulado carácter lo que le costó la vida, sino el enjambre de cazas P-51 estadounidenses que se lanzaron sobre él y mi abuelo, y de los que logró derribar al menos un par y salvar la vida de su querido líder Toyoishi aun a costa de morir reventado por las ametralladoras de unos implacables enemigos tan superiores en número. Todavía se brinda cada año en nuestra casa en su honor como señal de sincero agradecimiento.

Sin embargo, no todo eran narraciones felices de aquellos años de combates, de sufrimiento y actos heroicos por ambos bandos. Cuando nos hicimos algo más mayores, el abuelo Toyoishi nos hizo partícipes del triste fin reservado por el destino a uno de sus mejores amigos de la niñez, el sargento Gengo Hara, del Ejercito Imperial... Un hombre sencillo hasta rozar la simplicidad, cuya perdición fue cumplir hasta el último extremo unas crueles ordenanzas para con los soldados prisioneros extranjeros (en una época en que se consideraba la rendición como el mayor de los deshonores para un guerrero), y, lo que es peor, las desquiciadas órdenes de su oficial superior, el absurdo y errático capitán Yonoi, cuyo sadismo le llevaba a ordenar la decapitación a espada de los cautivos ingleses más rebeldes como castigo.

Al final, y pese a las mediaciones de una buena persona, el coronel John Lawrence, que había ejercido como intérprete en el campo de concentración de Java donde ambos habían pasado los meses finales de la guerra, el sargento Hara fue ahorcado como criminal de guerra, acusado, entre otros delitos, de la cruel muerte de un tal Jack 'Strafer' Celliers, un orgulloso e indomable prisionero por el que Yonoi sentía un especial odio, combinado con una perversa atracción http://www.youtube.com/watch?v=7JTroFovUXw. Esa historia, pasada la cuarentena, todavía me conmueve y entristece mis recuerdos de aquellos felices inviernos en la Prefectura de Nara, avivados por aquella sutil melodía que mi abuelo había aprendido siendo un niño de su amigo Gengo Hara y que interpretaba cada 25 de diciembre, fecha en la que su compañero de correrías infantiles fue ejecutado por los británicos, una vez concluida la guerra.

Por eso, cada vez que llegan las nieves a Nara, siento dentro de mí como propios los recuerdos del abuelo Toyoishi, suspiro por volar en un Nakajima Ki-44 Shoki como en el que nuestro adorado héroe familiar consiguió 34 de sus 59 victorias aéreas a costa de los aliados, pero, sobre todo, interpreto con el dulce tañer de las cuerdas de mi shamisen o el suave susurro de mi flauta shakuhachi aquella composición http://www.youtube.com/watch?v=NkWjsT_SJNI que el sargento Hara legó a mi añorado antepasado, que hace años ya que debe estar recorriendo los cielos junto a su amigo Hamada en busca de nuevas presas para sus voraces ametralladoras.... Felices fiestas y próspero año, mis queridos lectores gaijin!!!