lunes, 17 de febrero de 2014

El San Valentín de Cook con los hawaianos: historia de un desamor con trágico final



Además de por recordar a San Valentín y a sus enamorados acólitos, la fecha del 14 de febrero es también rememorada por la trágica muerte de ese gran navegante y explorador que fue James Cook, en un lugar tan paradisíaco como entonces peligroso como las islas Hawai, que él mismo había rebautizado Islas Sandwich en honor de John Montagu, 'Lord Emparedado' por sus aficiones a comerse las rodajas de carne entre dos rebanadas de pan con tal de no levantarse de la mesa de juego en plena partida de naipes, entonces al frente del Almirantazgo británico, y que los españoles conocían desde mucho antes como 'La Desgraciada', 'La Mesa' y 'Los Monjes', pero por las que no habían mostrado mayor interés. Cook y las tripulaciones del 'Resolution', su buque insignia, y del 'Discovery', ya habían navegado un año antes, en enero de 1778, por las islas durante su tercer viaje por el Pacífico, llamado entonces el Lago Español, fondeando en la bahía de Wiamea, en Kauai (lugar donde se rodaron, entre otras películas, Parque jurásico, La taberna del irlandés o Blue Hawai), para aprovisionarse, lo que, a ojos de la comunidad científica, mayoritariamente británica, le hizo pasar a la posteridad como el primer occidental descubridor de Hawai.

Entonces se encontraron con una flota de canoas llenas de isleños hostiles, en pie de guerra, con los que pudieron parlamentar gracias a los rudimentos de lengua polinésica aprendidos durante su estancia en Tahití. La entrega de regalos a los nativos aplacó su ánimo y pronto ambos bandos comenzaron a convivir, gozando los marineros de Cook de la libertad sexual de las mujeres polinésicas que tanto contrastaba con la rígida moral cristiana. El gran jefe Kaneoneo, ausente del lugar, regresó del otro lado de la isla para embarcar en el Discovery y conocer en persona a Cook, antes de que los barcos partieran rumbo a Alaska tras una estancia de tres días. Cook había anclado en Kauai durante la época de Makahiki , un largo período de paz (de octubre a febrero) en honor del dios Lono, la principal divinidad del panteón hawaiano, asociada a la fertilidad, la música y la paz, en el que se celebraban juegos y competiciones (al más puro estilo olímpico), y los conflictos o realizar trabajos innecesarios eran considerados kapu (tabú), mientras se entregaban a los jefes los tributos de campesinos y artesanos. Se cree que el propio Cook podría haber sido identificado con Lono, que regresaba así a bordo de un navío a la isla que previamente había abandonado el dios por vía marítima, tras instituir el periodo de paz y de pago del impuesto anual.

Cuando, diez meses más tarde, Cook regresó en noviembre a las islas desde el Norte, con una gran necesidad de provisiones (sus hombres estaban al borde del amotinamiento al negarse a comer carne de morsa, tal y como su capitán les ordenaba) y en busca de un puerto seguro para reparar sus naves, tras la pérdida de un mastil en una tormenta, volvía a coincidir con la temporada Makahiki . Cook ancló fondeó frente a Maui y se reunió con el rey Kahekili. El amistoso encuentro se saldó con la entrega a los hawaianos de valiosos clavos de hierro, anzuelos y herramientas metálicas a cambio de comida y agua. En aguas de Hana , los barcos de Cook fueron recibidos por el rey Kalaniopu'u , en guerra con Kahekili hasta que los combates se suspendieron por el Makahiki . Ocho de los jefes de Kalaniopu'u (entre ellos el joven Kamehameha) se embarcaron con Cook para servirles como guía en su navegación rumbo a la llamada Isla Grande, donde los buques ingleses fueron recibidos con gran hospitalidad por los nativos allí por donde fueron navegando, intercambiando mercancías por comida, hasta echar el ancla en la bahía de  Kealakekua para efectuar las más que urgentes reparaciones al podrido velamen y la maltrecha arboladura de sus dos navíos, en donde fueron recibidos por unas mil canoas atestadas de nativos y muchos miles más de ellos nadando o erguidos sobre las primeras tablas de surf vistas por los europeos.

El capitán William Bligh , el experto en navegación de Cook, y que más tarde pasaría a la historia como víctima del motín de su tripulación en la Bounty, en el que puso en evidencia sus notables conocimientos de navegación, había sido enviado como avanzadilla para comprobar si la profundidad de la bahía permitía fondear a los navíos británicos y para encontrar agua fresca, convirtiéndose así en el primer europeo en poner realmente el pie en suelo hawaiano, pues hasta entonces todas las transacciones con los isleños habían tenido lugar a bordo de embarcaciones.

Cook invitó a uno de los ancianos más respetados a cenar con él en su camarote y recibió a cambio un cerdo y un manto típico tradicional. Cuando por fin bajó a tierra, invitado por el rey, participó en varios ritos religioso y rindió pleitesía a Ku, dios de la guerra. Transcurrieron a partir de entonces semanas muy felices de convivencia en tierra entre los marineros británicos y sus anfitriones hawaianos, sin duda propiciadas por la tregua asociada al Makahiki. El 4 de febrero partieron los navíos ingleses, pero una fuerte ráfaga de viento partió el palo mayor del 'Resolution', una avería gravísima que podría impedir el retorno a Europa del buque, por lo que Cook dio órdenes de regresar a Hawai... y lo que encontraron allí poco se parecía al paraíso que habían dejado días antes, debido a la finalización del Makahiki. Para desconcierto de los ingleses, los antaño acogedores nativos se comportaban ahora como guerreros orgullosos a los que no les hacía ninguna gracia la intromisión extranjera en sus tierras, y deseosos de apoderarse de cuantos objetos pudieran de entre los valiosos útiles presentes en ambos veleros.

Mientras los marineros llevaron el mástil a tierra y buscaban como reemplazarlo, comenzó una campaña de robos por parte de los hawaianos más osados y desafiantes. Uno de ellos se apoderó de unas tenazas de metal de las empleadas en las reparaciones, herramienta clave muy difícil de sustituir en aquel remoto lugar... Como era costumbre entre los polinesios, si alguien robaba algo, lo normal era confiscarle un bien preciado (incluso un familiar como rehén) al ladrón hasta que este accediera a devolver lo sustraído. Cuando varios marineros a bordo de un bote intentaron apoderarse de la canoa del ladrón, el dueño se resistió y terminó golpeado con un remo. Ello provocó que una hueste de nativos acudiera en su ayuda, haciendo huir a los ingleses a pedradas.

Cook, seguramente sobreestimando su ascendencia sobre aquellas gentes, sin ser consciente de que buena parte de esa amabilidad y respeto se correspondía con lo estipulado en el Makahiki, bajó a tierra con el jefe de los marines, el teniente King, y uno de sus soldados, y comenzaron una infructuosa persecución del ladrón de las pinzas, sólo para ser burlados y ridiculizados por los hawaianos. Esa noche Cook ordenó a los centinelas cambiar los perdigones de sus mosquetes, cuya función era más disuasoria que otra cosa, por las acostumbradas balas sólidas de plomo empleadas en combate. Tanto envalentonamiento por parte de los nativos anunciaba muchos problemas.

Funestos presagios que se confirmaron cuando, tal día como hoy de hace 235 años, los ingleses echaron en falta un bote del 'Discovery' y hartos de tanta insolencia, a su manera de ver, comenzaron a disparar cañonazos a las canoas que había en la bahía a modo de castigo, mientras que el propio Cook, acompañado por infantes de marina y marineros armados, desembarcó en la playa con la intención de capturar al rey Kalaniopu'u como rehén y llevarlo al 'Resolution' como fórmula para que se calmaran las hostilidades. Los nativos, arremolinados en la playa en un número cada vez mayor, permanecían expectantes hasta que un cañonazo impactó en la canoa del jefe Kalimu, que cayó muerto. Tan inesperado contratiempo hizo aflorar toda la rabia acumulada por los isleños, que corrieron a su scasa a vestir sus ropas de guerra y a armarse. Cuando se acercaron de manera amenazante a la pequeña tropa de Cook , éste disparó su mosquete, al igual que los marines y el resto de marineros. Entonces, antes de poder recargar sus armas, se produjo el ataque de los guardias del rey, lo que provocó la desbandada de los ingleses rumbo a las barcas. Cook fue golpeado por la espalda con una cachiporra y luego apuñalado repetidamente por un jefe llamado Nua, paradójicamente, con una daga con hoja de hierro obtenida gracias al comercio con los británicos, en el mismo lugar donde hoy se erige un obelisco en memoria del marino inglés.

Además de Cook, en la escaramuza fallecieron cinco marineros británicos, cuatro jefes nativos y trece guerreros maoli kanaka ( plebeyos ), antes de que el fuego de cobertura de los cañones de los barcos despejase totalmente la playa.  británicos a todos obligados a abandonar la playa. El capitán Clerke , hasta entonces al frente del 'Discovery', y gravemente enfermo de tuberculosis, tomó el mando y, durante los días posteriores, mientras continuaban a bordo las reparaciones de los mástiles, solicitó varias veces sin éxito el cuerpo de Cook, hasta que unos sacerdotes con los que había trabado una buena amistad el año antes, le hicieron saber que, de acuerdo con la tradición, el cadáver del capitán había sido eviscerado, cortado en pedazos y sus huesos pelados de carne, como era la costumbre hawaiana en el tratamiento de los restos de un gran jefe, pues se creía que el poseedor de esos huesos heredaba el maná, el poder espiritual, del fallecido. De ahí que circulen historias, sin confirmar, de que la carne de Cook habría sido también comida por los isleños, en un ritual caníbal, para adquirir ese maná.

La animosidad continuó durante tres días más, en que con los nativos no paraban de burlarse de los ingleses desde la playa, mientras que estos respondían a las provocaciones con cañonazos. El 17 de febrero, dos jefes remaron hasta las naves para entablar conversaciones de paz , pero esa misma noche, cuando los marineros británicos bajaron a tierra para reponer sus reservas de agua potable, fueron recibidos con una lluvia de piedras. En venganza, y también por lo sucedido a Cook, los ingleses quemaron una aldea desprotegida y le cortaron las cabezas a dos hawaianos, que clavaron en dos postes para que fueran vistas desde tierra por los isleños, hasta que Clerke ordenó arrojarlas al océano para demostrar que los británicos no eran caníbales.

A la noche siguiente se declaró una tregua y algunos de los restos óseos del capitán Cook fueron devueltos a los británicos, y Clerke, tras depositarlos en una caja lastrada, los arrojó al fondo de la bahía de Kealakekua. Según la tradición, el rey Kalaniopu'u habría conservado en su poder los dos fémures (son los huesos más largos del cuerpo) y la mandíbula de Cook, mientras que el joven guerrero Kamehameha, que ya había navegado como invitado en su navío, se quedó con el cabello.

Clerke y sus hombres abandonaron entonces Hawai, rumbo al Norte, después de un nuevo aprovisionamiento en Kauai , pero la precaria salud del nuevo capitán en jefe no duró más allá de la llegad a aguas de Siberia, donde murió.  Tal vez el mejor cuadro de los muchos que recrean la muerte de Cook sea el excelso e inacabado lienzo del gran artista alemán Johannes Josephus Zaufallij, pintado en 1794 y que hoy se conserva en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich, que un día estuvo en posesión de la viuda de Cook, Elizabeth. A modo de anécdota, señalar que el 'mahiole' o casco de mimbre trenzado cubierto con las rojísimas plumas de I'iwi, un ave autóctona de las isals, cada vez más amenazada, y que eran empleados como símbolo de poder y status social por los reyes y nobles hawaianos que aparece en el cuadro fue el mismo que le regalaron los nativos al marino inglés, y cuya ubicación definitiva se disputan el British Museum y el Museo Etnológico de Viena.

Valga como testimonio de la importancia y el gran respeto que incluso los enemigos del Reino Unido otorgaban a la figura de Cook que, cuando en 1778 Francia se decide a participar abiertamente en la Guerra de Independencia Americana, y sabiendo que Cook llevaba entonces dos años embarcado en lugar indeterminado para los europeos (totalmente ignorantes de la muerte del marino) y seguramente no es consciente del estallido de las hostilidades entre la metrópoli y sus colonias, el rey francés Luis XVI, que apoya a los patriotas estadounidenses frente a Inglaterra, dicta en marzo de 1779 la siguiente orden, comparable al mejor gesto caballeresco que se recuerde:

"El capitán Cook, que partió de Plymouth en el mes de julio de 1776 a bordo de la fragata 'Resolution' y en compañía de la 'Decouverte' (Discovery), capitán Clerke, para intentar ciertos descubrimientos en las costas, islas y mares de Japón y de California, debe estar a punto de volver a Europa. Como tales empresas son de utilidad general para las naciones, la voluntad del rey es que el capitán Cook sea tratado como un comandante de una potencia neutral y aliada y que todos los capitanes de los barcos armados que encuentren a este célebre navegante le informen de las órdenes de Su Majestad en lo que a él respecta, y al mismo tiempo le hagan saber que ha de abstenerse de cualquier tipo de hostilidad".

jueves, 13 de febrero de 2014

No sólo los clicks vienen de Alemania... ¿verdad, rubiaca?












La muñeca más famosa del mundo, esa rubia que hoy cumple 55 años (me perdone por cometer la grosería de hacer pública la edad de una damisela), comparte origen germánico con los muñequitos más simpáticos de nuestra infancia. Al igual que los CLICKS, que la gente piensa que son españoles de toda la vida y fue unos avispados empresarios jugueteros españoles, al frente de la alicantina Famosa, quien decidió fabricar en España bajo licencia esos pequeños muñequitos presentados con gran éxito en el Salón de Juguete de Nüremberg en 1974.

Pero, como os decía, los clicks no fueron el primer caso de un juguete alemán exportado al resto del mundo con gran éxito. En 1953, el diario Bild-Zeitung decidió comercializar a la muñeca Lilli, basada en el personaje homónimo de cómic creado por Reinhard Beuthien que hacía las delicias de sus lectoras femeninas por el desparpajo con el que trataba a sus jefes e innumerables pretendientes. Como era de esperar, la muñeca (fotos 2-5), llamada desde entonces y con toda lógica 'Bild-Lilli', fue un éxito instantáneo, sin duda impulsado por la elegante apariencia del personaje y su hermoso y característico mechón rubio enroscado sobre el rostro, a juego con esa coleta 'marca de la casa' que hacía furor en las jovencitas de entonces.

Ruth Handler, la esposa del dueño del gigante juguetero estadounidense Mattel, durante un viaje a Alemania, descubrió en un escaparate las muñecas Bild Lilli, que, por su apariencia adulta, era todo lo contrario a lo que se consideraba un juguete para niñas. Sin embargo, al comprar una, recordó las palabras de su hija Barbara, quien siempre le decía que las muñecas americanas no le gustaban para jugar por su apariencia excesivamente infantil. En casa del herrero, cuchara de palo.

No era precisamente un juguete para niñas, aunque, para entonces, la popularidad de Lilli ya había traspasado las fronteras alemanas, alcanzando a los Estados Unidos, seguramente gracias a los soldados allí acantonados en labores de ocupación. Así que la señora Handler convenció a su marido para que comprara (dicen que por una cifra modestísima...en aquellos tiempos azarosos, la República Federal Alemana pugnaba por salir adelante de entre las ruinas y por la reconstrucción del país gracias al Plan Marshall, y no estaba para poner muchas exigencias) y en 1959 se presentó en la prestigiosa Feria Internacional del Juguete de Nueva York la adaptación de Elliot y Ruth Handler de la sexy muñeca germana a los más conservadores gustos americanos.

La muñeca (foto 1), bautizada Barbie en honor a la hija del matrimonio, fue todo un pelotazo... Con ese impresionante y entallado bañador a rayas, sus sunglasses de diseño de lo más fashion y su maletín playero, causó furor... Pero como los Handler no tenían un pelo de tontos, para evitar hacerse la competencia entre dos de sus productos y las inevitables comparaciones, decidieron clausurar la producción en Alemania de la Bild-Lilli, de la que se produjeron unos 130.000 ejemplares entre 1955 y 1964, año de su 'defunción' empresarial, y que hoy cuestan un potosí en manos de los coleccionistas.

Barbie tenía así el camino más que despejado para dominar el mundo muñequil... y ahí sigue, imperturbable en la cúspide pese a las pequeñas inquietudes que le causan algunas recién llegadas un poco desaliñadas y algo gamberras.

Qué mejor epílogo a esta historia originada, como las mejores leyendas y cuentos de hadas, en el corazón de Alemania, que recordar que los clicks se inventaron como una ingeniosa respuesta a la aguda Crisis del Petróleo provocada en octubre de 1973 por la guerra árabe-israelí del Yom Kippur... Había que hacer juguetes que divirtieran al menos lo mismo, pero empleando mucho menos plástico, que con la subida del crudo había disparado su precio hasta alcanzar cifras astronómicas, y es al visonario ingenio del gran Hans Beck, fallecido justo hace ahora cuatro años, al que tantas y tantas generaciones de ñiños y adultos de todo el mundo le debemos gratitud eterna...

martes, 11 de febrero de 2014

Cuajada de marfil de elefante, lo mejor para criar británicos sanos y robustos...












Hasta la Segunda Guerra Mundial, no era extraño encontrar en los hogares ingleses 'cuajada de marfil' (ivory rennet junket), un plato que venía de la época victoriana, seguramente gracias a la abundancia de marfil procedente de las colonias africanas y asiáticas del Imperio. Esta singular preparación láctea en cuestión, que según las madres de entonces ayudaba a que los huesos de sus hijos crecieran más fuertes y sanos en una época en que la leche y el calcio no estaban tan alcance de todos como ahora, se preparaba como una cuajada de leche normal, a la que se añadía el polvo procedente de la talla del marfil en talleres que se dedicaban a los trabajos en ese material, desde elementos decorativos a mangos de cuchillos, cubiertos y navajas...

Este polvo de marfil, como resto o desecho industrial, era bastante asequible a las clases trabajadoras, ya que a comienzos del siglo XIX, costaba un 'sixpence' o 'tanner' (6 peniques... la moneda debía su nombre coloquial al orfebre alemán Johann Sigismund Tanner, responsable del diseño de las monedas inglesas de 6 peniques- como la de la foto, dedicada a un Oliverio Cromwell cuya efigie representa como un general romano con la corona de laurel asociada a las victorias militares- a finales del siglo XVIII, poco antes de la guerra de Independencia Americana)...

Además de la 'cuajada de marfil', también era popular en el Reino Unido una receta de mediados del siglo XIX adoptada de la gastronomía china: la gelatina de marfil o 'ivory jelly'. Para prepararla, se ponía a hervir en un cazo media libra de polvo de marfil en tres pintas de agua, hasta reducirse el líquido a la mitad. Entonces, se dejaba enfriar hasta que se conseguía una gelatina. Esa gelatina se ponía a calentar al fuego, y se le añadían el zumo y media piel de un limón, dos o tres clavos y azúcar al gusto... una vez mezclado todo hasta que se disolvía por el calor, se colaba y se dejaba enfriar, lista para dársela a los infantes como postre que reforzaba sus huesos...

En fin, que los españolitos contemporáneos no podemos por menos que alegrarnos de que nuestro exiguo imperio colonial africano apenas produjera colmillos para sustentar una industria de 'harina de marfil' digna de tal nombre...

Otra curiosidad, esta vez asociada al 'tanner' o 'sixpence' es que Brian May, el desmelenado guitarrista de Queen, siempre utiliza una de estas antiguas monedas como púa para tocar la guitarra en sus conciertos, generalmente de las de tiempos del rey Jorge VI... algunas están en Ebay a buen precio, para quienes se animen...


jueves, 6 de febrero de 2014

Las Landas: señorío de ovejas y hombres zancudos...











Los zancos, esos objetos tan útiles para transitar por terrenos inundados o movedizos, hoy en desuso, fueron inventados a lo largo del siglo XIV en la ciudad belga de Namur, para poder desplazarse por sus calles cuando éstas eran sumergidas cada año por las recurrentes crecidas de los ríos Mosa, Sambre y del cercano arroyo Houyoux. Pronto, fueron adoptados en una región de Francia donde resultarían clave para la supervivencia de sus habitantes: Las Landas... unas inmensas planicies pantanosas (que eso son, en puridad, las landas, y también las navas) pertenecientes a Aquitania que se desparraman a lo largo y ancho de un millón de hectáreas, al borde de un embravecido mar en pleno Golfo de Vizcaya o de Gascuña, como se prefiera, al que separaban del interior amplias extensiones de dunas, que hacían muy inhóspita allí la existencia debido a las habituales tormentas de arena, capaces de sepultar aldeas enteras... salvo algunas manchas de bosques dispuestos junto a la costa, los cursos fluviales  y sobre las escasas colinas que tachonaban la región, las tres cuartas partes del territorio lo constituían páramos, ciénagas y pantanos cuyos hierbajos, arbustos y matorrales, en tierras muy poco propicias para la agricultura,  apenas daban para mantener a las frugales ovejas. Lógicamente, en tan desolado paisaje vivían fundamentalmente pastores con sus familias, entre los que causaba estragos la malaria propiciada por el agua estancada de los cenegales.

A comienzos del siglo XIX, cerca de 300.000 personas compartían el territorio con un millón de estos pacíficos y lanudos cuadrúpedos, clave para la supervivencia de los landeses. De ellas dependía la alimentación de la mayoría de tan menesterosa población, pero no mediante su carne o su leche, como se podría pensar, sino de algo menos prosaico... su caca... El estiércol que producían estas ovejas mientras correteaban por los campos en verano, fertilizaba los pobres suelos de Las Landas, mientras que el que se acumulaba cada noche en los establos en los que eran recluidas era el gran maná del que todos dependían, y como tal era recogido, para ser extendido como abono de los campos en el periodo estival, momento de la siembra del centeno... esa mierda ovina se convertía en caliente y nutritivo pan de centeno de acuerdo con la ecuación matemática según la cual se necesitaba 1 kg de pan de centeno por adulto y día, lo que suponía que una familia de entre ocho y diez miembros, lo normal entonces, necesitaba cerca de 4. 000 kg de pan de centeno al año para sus sustento, o lo que es lo mismo, los 3.200 kg de harina que se obtienen de 4.000 kg de granos de centeno, para cuya producción se necesitan 4 hectáreas de tierra de cultivo, que dada la acidez y escasa calidad de su suelo, necesita 60 toneladas de estiércol de oveja (la proporción es 15 kilos de caca para poder producir cada kilo de grano), o lo que es lo mismo, el estiércol que producen al año un rebaño de 100 ovejas, que necesitan para su alimentación las hierbas que generan en un año 100 hectáreas, es decir, que cada oveja consumía al año el equivalente a una hectárea de pasto. A la cosecha del centeno en otoño, tas lo que se roturaban las tierras, le sucedía otra en primavera de mijo o panizo común, a cuya conclusión volvía a comenzar todo el ciclo...

Por ello, los pastores se veían obligados a recorrer unos 20 km diarios con sus rebaños, y dada la naturaleza movediza y pantanosa del terreno, adoptaron de los flamencos de Namur el uso de los zancos, con el fin de abrirse más fácilmente camino entre la vegetación, de evitar mojarse los pies en el pantano, pero, sobre todo, como privilegiada atalaya desde la que poder vigilar de lejos sus rebaños, repartidos como estaban, de una manera amplia y dispersa... Los zancos landeses están formados por dos piezas de madera, la escasse (pierna en el dialecto landés) de donde viene el nombre actual de zanco en francés (échasse) y el paouse pé (reposapiés en dialecto landés), que solía fijarse a la vara de la escasse a una distancia del suelo que oscilaba entre entre los 90 y los 120 cm. El zancudo solía atárselos a la pierna con dos tiras de cuero, pero a diferencia de los zancos de Namur, de más de 2 metros de largo, en los que el reposapiés se ubica en medio de la pieza principal y se manejan con las manos a la vez que con los pies, los landeses solían emplear una larga pértiga como apoyo. Además de los pastores, también fueron frecuentemente empleados por los carteros en el reparto del correo por terrenos tan poco firmes.

El mundo de los zancudos y sus rebaños llegó a su fin durante el imperio de un Napoleón III decidido a hacer de Las Landas una tierra más habitable y productiva. Así, en 1857, ordenó por ley desecar más de 100.000 hectáreas de páramo y pantano y sembrarlas de pino marino, por ser ésta una especie muy bien adaptada también a las dunas y los suelos arenosos. Ello permitió que Las Landas comenzara desarrollar nuevos asentamientos agropecuarios de los que se podían obtener nuevos productos alimenticios como las frutas y verduras de los huertos aledaños a las nuevas granjas, que se añadían así a los bienes tradicionalmente recolectados en la zona: miel y cera de sus colmenas, piñones, madera y, muy especialmente, la tan cotizada resina de pino. Hoy, Las Landas alberga el mayor bosque de toda Europa gracias al visionario tesón de un emperador trágicamente destronado quien, para dar ejemplo, adquirió allí en su momento una propiedad de 8.000 hectáreas baldías para poner en práctica sus proyectos de desecación y repoblación, a la que llamó Solferino en recuerdo de una de sus victorias contra los austriacos en tierras lombardas acaecida en 1859. A comienzos del siglo XX, apenas pastaban en Las Landas 250.000 ovejas, mientras que la población humana había experimentado un gran auge, asociado al desarrollo económico. Nada que ver con lo que sucedía durante la Edad Media con los peregrinos que cruzaban el lugar en su camino a Santiago de Compostela, muchos de los cuales encontraban la muerte en los desiertos costeros de dunas o los lóbregos y deshabitados páramos, debido a la proverbial falta de alimentos y de agua del terreno, la ausencia de núcleos poblados a los que pedir cobijo o ayuda, o tal vez engullidos por el pantano, al no disponer de los vitales zancos para poder transitar por la zona con seguridad.

Unos zancos sin los que no hubiera sido posible el pastoreo que permitió alimentar y desplazarse de manera segura a generaciones de landeses durante siglos, y cuyo recuerdo aún hoy está bien presente en el folclore regional gracias a la pionera labor de Sylvain Dornon (foto 6), impulsor del uso de estas largas patas artificiales de madera en bailes (actualmente existen 21 sociedades folclóricas asociadas al uso de los zancos), carreras o marchas campo a través, como la que el propio Dornon realizó en 1891, recorriendo sobre tan finas extremidades los 2.850 km que separan París de Moscú en tan solo 58 días, cubierto con la tradicional boina y el chaleco de pelo de oveja de los pastores landeses y un revólver cargado en la faltriquera para hacer frente a los depredadores de dos y cuatro patas que pudiera encontrarse en el camino. Dos años antes, durante la Exposición Universal de París en 1889, había ascendido la Torre Eiffel encaramado en sus zancos.... En lo de propiciar nuevos usos para los zancos de toda la vida, no podían ser menos sus inventores, y así la ciudad de  Namur es harto famosa por los juegos y justas sobre zancos (foto 8) que organiza cada año en septiembre, desde su instauración en 1951.

Una vida boca abajo y con calefacción viviente...












El acelerado progreso tecnológico en el que vivimos inmersos, con frecuencia, nos hace perder la perspectiva de cómo era el mundo que nos precedió apenas unas décadas antes... especialmente en lo que a oficios y técnicas artesanales o agrícolas de las que, con suerte, pudimos conocer sus últimos episodios antes de que desaparecieran para siempre... ése sería el caso de los afiladores de los talleres de cuchillería franceses, especialmente los de la región de Auvernia, que viene a ser algo así como nuestro Toledo o Albacete en el país vecino, gracias a sus reputados centros cuchilleros y navajeros artesanales de Thiers, Aurillac o Ambert, hoy un verdadero reclamo turístico y comercial toda la región. En sus talleres se conservó, hasta décadas bastante recientes, la costumbre de que los afiladores de los talleres trabajan durante más de diez horas al día tendidos sobre sus estómagos en una especie de catafalcos que los elevaban sobre las muelas de afilar.

Una técnica ya vigente en el siglo XVIII, tal y como reflejó Diderot en la 'Enciclopedia' (la conocía muy bien, ya que era hijo de maestro cuchillero) y que se practicaba entonces también en otros países como Inglaterra... pues permitía afilar las cortantes hojas en una posición más estable y controlando mejor los posibles desvíos de los filos hacia arriba o abajo, y ofrecía más seguridad en el caso de que estas grandes ruedas, impulsadas por la fuerza de molinos hidráulicos, se salieran de su armazón y golpearan en la cabeza y cara a los afiladores, lo que solía suceder con cierta frecuencia y, dada la velocidad a la que giraban, causaba no pocas muertes entre el gremio de los postrados amoladores de cuchillos y navajas...

Y entonces... ¿qué papel desempeñaban en todo el proceso esos perros que los afiladores tenían entre sus piernas? ¿Era una muestra de amor por sus mascotas? Nada de eso... en realidad, los perros eran parte esencial del 'instrumental profesional' de cada afilador. Dado el frío que estos profesionales padecían a diario mientras ejercían su tarea, los canes actuaban como una 'calefacción viviente' que les confortaba con su calor corporal, y que, con sus movimientos, constribuían a desentumecer las piernas y mejorar la circulación de las mismas, condenadas a estar en posición tan rígida durante horas... (Una técnica que hoy han recuperado con fines de exhibición etnológica y cultural el algunos lugares visitados por los turistas)...

Esta manera de trabajar, boca abajo sobre un catafalco, ha sido recuperada últimamente en un sector agrícola de lo más específico, y que llevaba años buscando soluciones para preservar las espaldas de sus trabajadores, sometidos a una permanente inclinación a baja altura para la recolección de las hortalizas que les dan de comer:  los pepinos, especialmente aquellos destinados a ser envasados en salmuera. Como es sabido, los pepinillos son una de las verduras más consumidas en Europa Central y Oriental, dadas las condiciones climáticas que antaño, en la era anterior a las cámaras frigoríficas, privaban a estos territorios de hortalizas frescas buena parte del año.

Por ello se han desarrollado estos puestos arrastrados por tractor y dispuestos en dos halas horizontales, para que los jornaleros puedan recolectar su cosecha. Ya en uso en Alemania, Austria y diversas naciones de la órbita ex soviética, no es de extrañar que la mayoría de quienes trabajan tumbados en ellos en largas jornadas procedan de los llamados Países del Este. Dos posturas idénticas para trabajos, capacidades tecnológicas y épocas harto diferentes...