lunes, 17 de febrero de 2014

El San Valentín de Cook con los hawaianos: historia de un desamor con trágico final



Además de por recordar a San Valentín y a sus enamorados acólitos, la fecha del 14 de febrero es también rememorada por la trágica muerte de ese gran navegante y explorador que fue James Cook, en un lugar tan paradisíaco como entonces peligroso como las islas Hawai, que él mismo había rebautizado Islas Sandwich en honor de John Montagu, 'Lord Emparedado' por sus aficiones a comerse las rodajas de carne entre dos rebanadas de pan con tal de no levantarse de la mesa de juego en plena partida de naipes, entonces al frente del Almirantazgo británico, y que los españoles conocían desde mucho antes como 'La Desgraciada', 'La Mesa' y 'Los Monjes', pero por las que no habían mostrado mayor interés. Cook y las tripulaciones del 'Resolution', su buque insignia, y del 'Discovery', ya habían navegado un año antes, en enero de 1778, por las islas durante su tercer viaje por el Pacífico, llamado entonces el Lago Español, fondeando en la bahía de Wiamea, en Kauai (lugar donde se rodaron, entre otras películas, Parque jurásico, La taberna del irlandés o Blue Hawai), para aprovisionarse, lo que, a ojos de la comunidad científica, mayoritariamente británica, le hizo pasar a la posteridad como el primer occidental descubridor de Hawai.

Entonces se encontraron con una flota de canoas llenas de isleños hostiles, en pie de guerra, con los que pudieron parlamentar gracias a los rudimentos de lengua polinésica aprendidos durante su estancia en Tahití. La entrega de regalos a los nativos aplacó su ánimo y pronto ambos bandos comenzaron a convivir, gozando los marineros de Cook de la libertad sexual de las mujeres polinésicas que tanto contrastaba con la rígida moral cristiana. El gran jefe Kaneoneo, ausente del lugar, regresó del otro lado de la isla para embarcar en el Discovery y conocer en persona a Cook, antes de que los barcos partieran rumbo a Alaska tras una estancia de tres días. Cook había anclado en Kauai durante la época de Makahiki , un largo período de paz (de octubre a febrero) en honor del dios Lono, la principal divinidad del panteón hawaiano, asociada a la fertilidad, la música y la paz, en el que se celebraban juegos y competiciones (al más puro estilo olímpico), y los conflictos o realizar trabajos innecesarios eran considerados kapu (tabú), mientras se entregaban a los jefes los tributos de campesinos y artesanos. Se cree que el propio Cook podría haber sido identificado con Lono, que regresaba así a bordo de un navío a la isla que previamente había abandonado el dios por vía marítima, tras instituir el periodo de paz y de pago del impuesto anual.

Cuando, diez meses más tarde, Cook regresó en noviembre a las islas desde el Norte, con una gran necesidad de provisiones (sus hombres estaban al borde del amotinamiento al negarse a comer carne de morsa, tal y como su capitán les ordenaba) y en busca de un puerto seguro para reparar sus naves, tras la pérdida de un mastil en una tormenta, volvía a coincidir con la temporada Makahiki . Cook ancló fondeó frente a Maui y se reunió con el rey Kahekili. El amistoso encuentro se saldó con la entrega a los hawaianos de valiosos clavos de hierro, anzuelos y herramientas metálicas a cambio de comida y agua. En aguas de Hana , los barcos de Cook fueron recibidos por el rey Kalaniopu'u , en guerra con Kahekili hasta que los combates se suspendieron por el Makahiki . Ocho de los jefes de Kalaniopu'u (entre ellos el joven Kamehameha) se embarcaron con Cook para servirles como guía en su navegación rumbo a la llamada Isla Grande, donde los buques ingleses fueron recibidos con gran hospitalidad por los nativos allí por donde fueron navegando, intercambiando mercancías por comida, hasta echar el ancla en la bahía de  Kealakekua para efectuar las más que urgentes reparaciones al podrido velamen y la maltrecha arboladura de sus dos navíos, en donde fueron recibidos por unas mil canoas atestadas de nativos y muchos miles más de ellos nadando o erguidos sobre las primeras tablas de surf vistas por los europeos.

El capitán William Bligh , el experto en navegación de Cook, y que más tarde pasaría a la historia como víctima del motín de su tripulación en la Bounty, en el que puso en evidencia sus notables conocimientos de navegación, había sido enviado como avanzadilla para comprobar si la profundidad de la bahía permitía fondear a los navíos británicos y para encontrar agua fresca, convirtiéndose así en el primer europeo en poner realmente el pie en suelo hawaiano, pues hasta entonces todas las transacciones con los isleños habían tenido lugar a bordo de embarcaciones.

Cook invitó a uno de los ancianos más respetados a cenar con él en su camarote y recibió a cambio un cerdo y un manto típico tradicional. Cuando por fin bajó a tierra, invitado por el rey, participó en varios ritos religioso y rindió pleitesía a Ku, dios de la guerra. Transcurrieron a partir de entonces semanas muy felices de convivencia en tierra entre los marineros británicos y sus anfitriones hawaianos, sin duda propiciadas por la tregua asociada al Makahiki. El 4 de febrero partieron los navíos ingleses, pero una fuerte ráfaga de viento partió el palo mayor del 'Resolution', una avería gravísima que podría impedir el retorno a Europa del buque, por lo que Cook dio órdenes de regresar a Hawai... y lo que encontraron allí poco se parecía al paraíso que habían dejado días antes, debido a la finalización del Makahiki. Para desconcierto de los ingleses, los antaño acogedores nativos se comportaban ahora como guerreros orgullosos a los que no les hacía ninguna gracia la intromisión extranjera en sus tierras, y deseosos de apoderarse de cuantos objetos pudieran de entre los valiosos útiles presentes en ambos veleros.

Mientras los marineros llevaron el mástil a tierra y buscaban como reemplazarlo, comenzó una campaña de robos por parte de los hawaianos más osados y desafiantes. Uno de ellos se apoderó de unas tenazas de metal de las empleadas en las reparaciones, herramienta clave muy difícil de sustituir en aquel remoto lugar... Como era costumbre entre los polinesios, si alguien robaba algo, lo normal era confiscarle un bien preciado (incluso un familiar como rehén) al ladrón hasta que este accediera a devolver lo sustraído. Cuando varios marineros a bordo de un bote intentaron apoderarse de la canoa del ladrón, el dueño se resistió y terminó golpeado con un remo. Ello provocó que una hueste de nativos acudiera en su ayuda, haciendo huir a los ingleses a pedradas.

Cook, seguramente sobreestimando su ascendencia sobre aquellas gentes, sin ser consciente de que buena parte de esa amabilidad y respeto se correspondía con lo estipulado en el Makahiki, bajó a tierra con el jefe de los marines, el teniente King, y uno de sus soldados, y comenzaron una infructuosa persecución del ladrón de las pinzas, sólo para ser burlados y ridiculizados por los hawaianos. Esa noche Cook ordenó a los centinelas cambiar los perdigones de sus mosquetes, cuya función era más disuasoria que otra cosa, por las acostumbradas balas sólidas de plomo empleadas en combate. Tanto envalentonamiento por parte de los nativos anunciaba muchos problemas.

Funestos presagios que se confirmaron cuando, tal día como hoy de hace 235 años, los ingleses echaron en falta un bote del 'Discovery' y hartos de tanta insolencia, a su manera de ver, comenzaron a disparar cañonazos a las canoas que había en la bahía a modo de castigo, mientras que el propio Cook, acompañado por infantes de marina y marineros armados, desembarcó en la playa con la intención de capturar al rey Kalaniopu'u como rehén y llevarlo al 'Resolution' como fórmula para que se calmaran las hostilidades. Los nativos, arremolinados en la playa en un número cada vez mayor, permanecían expectantes hasta que un cañonazo impactó en la canoa del jefe Kalimu, que cayó muerto. Tan inesperado contratiempo hizo aflorar toda la rabia acumulada por los isleños, que corrieron a su scasa a vestir sus ropas de guerra y a armarse. Cuando se acercaron de manera amenazante a la pequeña tropa de Cook , éste disparó su mosquete, al igual que los marines y el resto de marineros. Entonces, antes de poder recargar sus armas, se produjo el ataque de los guardias del rey, lo que provocó la desbandada de los ingleses rumbo a las barcas. Cook fue golpeado por la espalda con una cachiporra y luego apuñalado repetidamente por un jefe llamado Nua, paradójicamente, con una daga con hoja de hierro obtenida gracias al comercio con los británicos, en el mismo lugar donde hoy se erige un obelisco en memoria del marino inglés.

Además de Cook, en la escaramuza fallecieron cinco marineros británicos, cuatro jefes nativos y trece guerreros maoli kanaka ( plebeyos ), antes de que el fuego de cobertura de los cañones de los barcos despejase totalmente la playa.  británicos a todos obligados a abandonar la playa. El capitán Clerke , hasta entonces al frente del 'Discovery', y gravemente enfermo de tuberculosis, tomó el mando y, durante los días posteriores, mientras continuaban a bordo las reparaciones de los mástiles, solicitó varias veces sin éxito el cuerpo de Cook, hasta que unos sacerdotes con los que había trabado una buena amistad el año antes, le hicieron saber que, de acuerdo con la tradición, el cadáver del capitán había sido eviscerado, cortado en pedazos y sus huesos pelados de carne, como era la costumbre hawaiana en el tratamiento de los restos de un gran jefe, pues se creía que el poseedor de esos huesos heredaba el maná, el poder espiritual, del fallecido. De ahí que circulen historias, sin confirmar, de que la carne de Cook habría sido también comida por los isleños, en un ritual caníbal, para adquirir ese maná.

La animosidad continuó durante tres días más, en que con los nativos no paraban de burlarse de los ingleses desde la playa, mientras que estos respondían a las provocaciones con cañonazos. El 17 de febrero, dos jefes remaron hasta las naves para entablar conversaciones de paz , pero esa misma noche, cuando los marineros británicos bajaron a tierra para reponer sus reservas de agua potable, fueron recibidos con una lluvia de piedras. En venganza, y también por lo sucedido a Cook, los ingleses quemaron una aldea desprotegida y le cortaron las cabezas a dos hawaianos, que clavaron en dos postes para que fueran vistas desde tierra por los isleños, hasta que Clerke ordenó arrojarlas al océano para demostrar que los británicos no eran caníbales.

A la noche siguiente se declaró una tregua y algunos de los restos óseos del capitán Cook fueron devueltos a los británicos, y Clerke, tras depositarlos en una caja lastrada, los arrojó al fondo de la bahía de Kealakekua. Según la tradición, el rey Kalaniopu'u habría conservado en su poder los dos fémures (son los huesos más largos del cuerpo) y la mandíbula de Cook, mientras que el joven guerrero Kamehameha, que ya había navegado como invitado en su navío, se quedó con el cabello.

Clerke y sus hombres abandonaron entonces Hawai, rumbo al Norte, después de un nuevo aprovisionamiento en Kauai , pero la precaria salud del nuevo capitán en jefe no duró más allá de la llegad a aguas de Siberia, donde murió.  Tal vez el mejor cuadro de los muchos que recrean la muerte de Cook sea el excelso e inacabado lienzo del gran artista alemán Johannes Josephus Zaufallij, pintado en 1794 y que hoy se conserva en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich, que un día estuvo en posesión de la viuda de Cook, Elizabeth. A modo de anécdota, señalar que el 'mahiole' o casco de mimbre trenzado cubierto con las rojísimas plumas de I'iwi, un ave autóctona de las isals, cada vez más amenazada, y que eran empleados como símbolo de poder y status social por los reyes y nobles hawaianos que aparece en el cuadro fue el mismo que le regalaron los nativos al marino inglés, y cuya ubicación definitiva se disputan el British Museum y el Museo Etnológico de Viena.

Valga como testimonio de la importancia y el gran respeto que incluso los enemigos del Reino Unido otorgaban a la figura de Cook que, cuando en 1778 Francia se decide a participar abiertamente en la Guerra de Independencia Americana, y sabiendo que Cook llevaba entonces dos años embarcado en lugar indeterminado para los europeos (totalmente ignorantes de la muerte del marino) y seguramente no es consciente del estallido de las hostilidades entre la metrópoli y sus colonias, el rey francés Luis XVI, que apoya a los patriotas estadounidenses frente a Inglaterra, dicta en marzo de 1779 la siguiente orden, comparable al mejor gesto caballeresco que se recuerde:

"El capitán Cook, que partió de Plymouth en el mes de julio de 1776 a bordo de la fragata 'Resolution' y en compañía de la 'Decouverte' (Discovery), capitán Clerke, para intentar ciertos descubrimientos en las costas, islas y mares de Japón y de California, debe estar a punto de volver a Europa. Como tales empresas son de utilidad general para las naciones, la voluntad del rey es que el capitán Cook sea tratado como un comandante de una potencia neutral y aliada y que todos los capitanes de los barcos armados que encuentren a este célebre navegante le informen de las órdenes de Su Majestad en lo que a él respecta, y al mismo tiempo le hagan saber que ha de abstenerse de cualquier tipo de hostilidad".

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