miércoles, 21 de septiembre de 2016

Evania appendigaster, la diminuta 'blade runner' de las cucarachas gordas





Hoy he tenido mi primer encuentro cara con uno de los insectos más llamativos y sorprendentes que jamás haya visto, que captura tu atención al verlo caminar por paredes y encimeras con sus dos patas traseras inmensamente desproporcionadas para su pequeño tamaño y sus ojazos azules como zafiros. Cualquier biólogo medianamente entendido o entomólogo aficionado, como es mi caso, lo identifica a la primera con algún tipo de avispa, más cuando contemplas cómo emplea sus patilargas extremidades traseras para masajear la punta de su abdomen, en la que oculta el largo y fino aguijón con el que deposita sus huevos. 

La impresionante Evania appendigaster, que parece sacada de una peli de ciencia ficción, es, efectivamente, una avispa negra de unos 2 cms. de tamaño, relativamente habitual en nuestros hogares y de origen posiblemente asiático. Ante el desconocimiento, el ciudadano medio lo más habitual que suele hacer (yo ya nunca más, a partir de hoy) es matarla por aplastamiento o fumigación, y, en el mejor de los casos, abrir la ventana para que salga correteando, lo cual es un ¡tremendo error!, y ahora se verá porqué. 

Su peculiar ciclo reproductor nos da la pista: Este himenóptero tan casero deposita mediante su largo y fino aguijón, a modo de taladro, su puesta (un único huevo) dentro de las ootecas (que así es como se llama a los grandes contenedores de huevos, generalmente con unas 15 unidades en su interior) que ponen las cucarachas. De este modo, cuando eclosiona el huevo de la avispa, la larva resultante se nutre del abundante contenido de la ooteca de cucaracha, destruyéndola. 

Esta diminuta y útil avispa parasita principalmente sobre la cucaracha americana (que en realidad es africana en origen, aunque tenga ese equivocado nombre científico), que es la que más se extiende ahora por nuestras ciudades. La Evania atraviesa en su etapa larvaria hasta 5 estados dentro de la ooteca cucarachil hasta convertirse en adulta. Así que lo más normal es que si veis una en vuestra casa, estará recién salida de alguna ooteca ya devorada que tendríamos escondida en nuestro hogar por algún lado. La regla de tres es bien sencilla: por cada avispita de éstas que vemos, hay 15 gordas y robustas cucarachas afroamericanas menos sobre la faz de la tierra. 

El adulto de la Evania appendigaster no pica, y se alimenta únicamente del polen de las flores en sus apenas tres semanas de vida. Por lo tanto, todo son ventajas con este bichito con alma de blade runner. En nuestra cruzada contra el imperio de las cucarachas, los humanos tenemos un formidable aliado en forma de avispa que no pica y que las aniquila incluso antes de ‘nacer’.

Para ser conscientes de la impagable labor que lleva a cabo la Evania en favor de la especie humana, conviene recordar que una cucaracha americana  puede vivir entre 15 y 20 meses, y en el caso de las hembras, cada individuo produce un promedio anual de 800 crías al año, y, por tanto, más de 1.000 si supera el año de vida. De ahí que la Evania appendigaster integre con todos los honores mi Salón de la Fama de Bicharracos Ilustres…