lunes, 24 de abril de 2017

El insoportable picotazo de los punkies






Aunque parezca mentira, los 'punkies' existieron cientos de años antes del alumbramiento del movimiento Punk a finales de los años sesenta del pasado siglo... Los primeros 'punkies' en legua inglesa fueron esos pequeños e insaciables vampiros alados, parientes de moscas y mosquitos, pertenecientes a la gran familia de los ceratopogónidos, conocidos en lengua española como purrujas, beatillas, chaquistles o 'chinches chupadoras'.

Habituales de las zonas húmedas o semihúmedas de América, donde están presentes en molestos enjambres, los indios Munsee les llamaban ponkwas, y comparaban su picadura a la quemadura de una brasa encendida. Los Munsee eran parte de la confederación de los Leni Lenape (llamados Delaware por los ingleses, una corrupción lingüística del título nobiliario de quien fuera gobernador de la colonia inglesa de Virginia a mediados del siglo XVI, Thomas West, tercer Barón de la Warr -del normando "de la Guerre"), habitantes originarios de ese gran área que cubre buena parte de Nueva Inglaterra, también Nueva York, la antigua Nueva Amsterdam (foto 2).

La palabra ponkwas es un derivado del término lenape 'ponk' (polvo, ceniza), a la que se le une al final el diminutivo 'was/wes'.

Inspirado en el término indígena, los holandeses llamaron a estos molestos insectos picadores con el nombre de 'punkje', añadiendo su tradicional diminutivo 'je' al final de la palabra india ponk, y que los nuevos ocupantes ingleses a partir de 1664 lo adaptaron a su habla como 'punkies'...

Curiosamente, o no, la palabra 'punk' deriva de otra palabra en lengua algonquian, 'pungk', con la que se denominaba a la madera podrida del bosque que se usaba como yesca... de ahí su identificación con cualquier material de ínfimo valor, y que con el paso del tiempo acabó extrapolándose en la cultura anglosajona a vagos, chaperos, putas y presidiarios... de ahí a su identificación con la transgresión rockera, social y cultural sólo había un paso... Lo curioso es que los 'Punkies' adoptaran como su peinado distintivo uno que recordaba mucho a los tocados de cola de ciervo con los que los indios del Nordeste, entre ellos los Leni Lenape, cubrían sus rapados cráneos, de los que sólo colgaba un mechón de pelo...

Los indios del Nordeste de Norteamerica empleaban un término genérico en lengua algonquian, sawgimay, en el que englobaban todas las especies de insectos alados que picaban, que, como se puede uno imaginar, eran muy abundantes en la zona de los Grandes Lagos

Una leyenda asegura que Manitú creó al 'sawgimay' o mosquito cuando todos los hombres de la tierra se casaron con todas las mujeres y entonces todos se negaron a trabajar para vivir en una 'permanente luna de miel' o perpetua coyunda... El molesto insecto, llegaba para recordarles con su picadura que había que recolectar el arroz salvaje y dejarse aparcado a un lado el 'dolce far niente sexual'...

Otra de los indios Tinglit de la Costa Noroeste, en el Canadá, es aún mejor. Cuenta como había un ogro gigante que aterrorizaba y devoraba a los nativos de la zona, con especial preferencia por sus corazones. Desesperados, vino en su rescate un joven y valiente guerrero que se ocultó en la cueva del coloso y aprovechó su ventaja para asestar un golpe mortal al gigante. 

Mientras agonizaba, el  prometió que volvería de la muerte para seguir comiéndoselos. En un intento de evitarlo, el joven guerrero troceó el cadáver del gigante muerto y prendió fuego a los distintos fragmentos. que quedaron reducidos a cenizas. En eso, se levantó el viento y formó una nube con los restos de la hoguera, convirtiéndose cada fragmento de ceniza en un sediento mosquito. Entonces, se escuchó entre las nubes la voz del gigante, quien recordó a los apesadumbrados indígenas su promesa con una tétrica profecía "os comeré hasta el fin de los tiempos". Y qué razón tuvo, el muy terrible...

Y seamos también algo condescendientes con las purrujas, que bien es cierto que pican de manera insoportable y en legión, pero algunas de sus especies son imprescindibles para la polinización del cacao, con lo que, al menos justifican su dañina existencia siendo fundamentales para que podamos disfrutar del chocolate...


4 comentarios:

Conde de Salisbury dijo...

Acertado complemento a las valerosas moscas egipcias de hace pocos días. Ya solo falta una entrada sobre el cazabombardero Mosquito para rematar la trilogía.

Sushi de anguila dijo...

O incluso del Ta-154, el Moskito alemán... 😬😬😬

Conde de Salisbury dijo...

El diseño de de Havilland era muchísimo más bonito, y me temo que más eficaz.

Sushi de anguila dijo...

A mí me gusta más el diseño de Kurt Tank, pero la destrucción por los bombardeos aliados de la fábrica de Tego Film, el único pegamento alemán capaz de pegar la madera sin comérsela con sus ácidos, hizo inviable su construcción a medio plazo...